martes, 10 de mayo de 2011

Destellos VII

Transposición: transfiguración: transubstanciación: transmigración. Ideas en tránsito, transliteradas, aljamiadas. Fulgor suicida: pálpito fulminante: destellos.
Horizontes verticales: barrotes de la cárcel de la prisa.

La vida se diluye en la muerte, fundido en negro en el todo de la nada.

Lo efímero permanece mientras dura, que es nada. Toda la vida preparando este instante agónico, pleno, definitivo.

El tiempo precipita en vórtice persiguiendo este presente que huye.

Dejarse ir para morir. Dejarse ser para crecer.

La vida es una broma que se lleva hasta el final.

Por encima de los huesos, cuando el pellejo nos muestre más calavera, ha de sobrevivir el lustre de una piel alimentada con caricias y besos.

Así, ovillados, buscando ser un solo cuerpo, un nudo de brazos y piernas que da argumentos al amor.

3 comentarios:

  1. Tu escritura es más sefirótica que semiótica.

    Me gusta altamente el estilo y mucho el mensaje.

    Gracias por tu comentario, ha sido muy cercano a ese paraíso o más bien entendedor de lo que representa.

    Gracias por todo.

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  2. Genial; sencilla y llanamente, genial. Percibo afecto por encima de lo puramente, de lo visiblemente anatómico. Pienso en un Quevedo transpuesto a nuestra época, con un estilo muy distinto, claro.

    Mi más sincera felicitación por el post y por el resto de la bitácora, que son auténticas joyas.

    Salut!

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  3. ¡Hola Abradas!
    A veces, solo a veces, la vida tiene su insignificante vértice dramático, es entonces cuando desparramados y cada cual con aquel, sentimiento impropio, podemos mirar los huesos venerados a pesar de su desnudes.
    "A pesar de todo"

    Salud.
    J.M. Ojeda.

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