domingo, 22 de julio de 2018

Ósmosis XV









         Huele a cieno de alga. Es agradable el leve levante y su aroma salobre. Ha llegado allí como conducido por el destino: una playa en un cabo, una frontera que es puente. Mar que viene. Mar que se va. Tierra que entra. Tierra que sale. Persistencia de ser en el dejar de ser para seguir siendo.

         Se sienta sobre una roca de las dunas fósiles y acompasa el respirar con el vaivén marino. Otro día hubiese deseado acelerar el amanecer. Hoy no: se deja llevar. Ha descubierto la duración.

         Las moscas se posan sobre él, insistentes. Liban, en dosis imperceptibles, contumaces, erosionadoras, la  gravedad del cuerpo. Veintiún gramos pasan a ser nube.

         Amanece.

        

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