jueves, 5 de julio de 2018

Arquitrabes XXXI: Asertividad


 
Talla de la Lonja de Valencia.







                                      A Óscar Blesas, por las complicidades en los pasillos.


         Te cogió por sorpresa. “Me permite”, te dijo con voz educada y como de locutor antiguo de radio. Antes de que fueses consciente, te bajó los pantalones, te bajó las bragas y miró a su asistente. Este, con una sonrisa de azafata triste, blandió un paraguas de colores y lo puso al alcance de su mano. Sin saber por qué, miraste hacia donde señalaba su dedo y, como en la consulta del digestólogo, pusiste en culo en pompa. Alicia cayó más lenta que rápida fue la introducción del paraguas por la vía anal. Hasta la empuñadura. Luego lo abrió y cerró en una coreografía de enaguas de murciélago intermitente.

         “Perdone”, le dijiste apenas turbada: “creo que me ha metido un paraguas por el culo y me hace un poco de daño. ¿Sería tan amable de, por lo menos, dejar de abrirlo y cerrarlo dentro de mi cuerpo?”. En introductor, tan educado como su voz: “Perdone”. Y ella: “Gracias. No hay por qué”. Y él: “No hay de qué”.

         -“Buenos días”-dijo ella.
         -“Buenos días”- dijo él mientras extraía el paraguas (cerrado) del culo en pompa de ella. El colonoscopista y su asistente se alejaron cantando a dos voces “I singing  in the rain”. Ella se subió las bragas, recompuso sus pantalones y volvió a lo suyo.



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