"Les précautions élémentaires". Gilbert Garcin, 2002
Gelatin silver print
8 × 12 in
20.3 × 30.5 cm
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«Jesús, lleno de Espíritu Santo, regresó del
Jordán; y bajo la acción del Espíritu era llevado por el desierto durante
cuarenta días, donde fue tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días,
pasados los cuales tuvo hambre. Díjole entonces el diablo: “Si eres Hijo de
Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”. Pero Jesús le
contestó:”Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre”»
Lucas,
4, 1-4
Huele
a paella de marisco.
Brindan
los vasos invisibles
sin
rito de celebración,
por
el azar ocasional
del
balcón hecho comedor
para
que el sol sea hogar.
Agita
el mirlo el sonajero
de
su pico para espantar
la
esperanza de su gorjeo
en
el ático de un ciprés.
Con
la casa propia tomada,
habitándola
sin vivirla,
el
azacaneo doméstico
es
un escenario de vísceras
oreándose
confinadas.
Se
hace centro la soledad
del
ring que es su alrededor.
Quien
se ataca y quien se defiende
se
lleva hasta su rincón íntimo.
Refugiándose de su mente
oye el silencio del mirlo
en la brisa tibia de mayo
mientras se golpea el bazo.
Hecho
quiste segrega pus
y estudia para cirujano.
En su sillón frente a la vida,
sujeto y objeto del cuento,
fabula el final de ese juego,
la continuidad de los parques,
con la casa suya y tomada.
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