domingo, 7 de febrero de 2021

El diletante fértil. Cuarto paseo

 


 


 No conservo ninguna fotografía de la Derbi catalana de mi padre. Estas, aguileñas, pueden compensar esa ausencia. De cuando la vida fluía sin sombra  de cauces de muerte.

 

 

A mi padre, que se fue demasiado pronto.

 

         “El derrumbe nos ha dado una nueva montaña”

                              María Auxiliadora Álvarez

 

 

         He salido en busca de la Derbi roja de mi padre para encontrar el Tiktok de mi hija y no me he hallado.  Si acaso me he cruzado con el ochocientoscincuenta a motor parado, cuesta abajo, de la libertad de la juventud o el Dyane-6 azul, pintado a mano, detenido entre los árboles de un paseo de tierra.

         Con el bosque colonizado por el hormigón, la frontera acústica es una batalla de corrientes de convección invisible entre el silencio y el confort civilizante. Buscar el pasado en el presente es leer el palimpsesto del progreso. La mina de agua seca de ayer sigue siendo el aljibe de riego de un campo de golf hoy como lo era entonces (abierto cuando era niño, vallado cuando soy hombre).

         Soy consciente de mi conciencia. Me reconozco en una realidad hostil en la que tengo que aprender a comportarme sin perder la honestidad: ser y estar sin traicionarme y aportando al mundo lo mejor de mí. Ser un ser moral consciente y responsable de sus actos. Actuar en conciencia. Percibo, atento, el alrededor: pienso desde el que soy en construcción (a veces, cerrado por reformas integrales).

         Meditar en el andar sin rumbo, sin objetivo o destino más allá del paso. Caminar para ir llegando. Ir para volver sin meta. Dualismo ontológico: se desplaza el cuerpo para localizar el espíritu en la huella pasada y futura que late en cada pisada. Camino de perfección, vía de vías, dinamismo de la quietud. Con los ojos abiertos para entrojar veres.

         Inundado de realidad, naufrago por dentro. Pensear para preparar el puerto interior para los nuevos vientos. Aprender a ser receptivo desde el criterio, cauto ante sirenas y Circes. Poroso, vaciarme de excesos y llenarme de carencias.

         Como en un gymnasium senescente, la vida busca la armonía de contrarios: cultivar en movimiento la dinámica estática del pensamiento.

         Ante el abismo de la ansiedad, el consuelo inseguro de saber. Como Sócrates, podemos esperar la muerte y exorcizarla en vida aprendiendo a ser. La ruina te puede atenazar bajo los escombros o puede que, liberado de cascotes, puedas encumbrarla para otear el panorama del horizonte (“empoderado” o sisífico).

         Esta vez el haiku carece de puntuación para centrar mejor el caleidoscopio de leer.

 

luz del silencio

consciente en la conciencia

camino lento

 

 

 

4 comentarios:

  1. Feia dies que no podia seguir-te amb el plaer de la reflexió constant i pausada. Em quedo amb el haikú de "tengo que aprender a comportarme sin perder la honestidad"... o no era un haikú. És igual, sempre ens trobarem en el record dels nostres pares -perquè classifiquem el que volem classificar- i mai en el TikTok de les nostres filles. Elles, més endavant, ens trobaran com tu trobes el teu pare en les seves motos. Nosaltres anem caminant que ja ens atraparan!

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    1. La innovacionitis vol conrear flors a l'aire deixant podrir tronc i arrels. Per ser fills cal uns pares. Per progressar cal tenir fonaments, ni que sigui per negar-los. Gràcies per passejar-te per aquests Limbos.

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  2. Soc Sira.
    Sempre és un goig llegir-te, sensacionals les fotografies.
    abraçada

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    1. Gràcies, Sira.
      Un plaer també, sempre, rebre't a aquest espai.
      Les fotografies guanyen amb el temps, malgrat la mala qualitat. Són imatges per recordar: les que fem ara sembla que les fem per oblidar.
      Gràcies, Sira.

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