viernes, 5 de febrero de 2021

El diletante fértil. Segundo paseo

 


 

 

 

         Para todos mis maestros

 

                    No hay progreso que no se cumpla devorando nostalgias”

(José María Pemán en la voz de El Séneca, un personaje de su serie de televisión homónima de la segunda mitad de los sesenta)

 

         Pensear. Pensar caminando. Porque hay momentos en que el alrededor se hace tan presente por dentro que lo ocupa, pletórico, todo. Bombea binario el corazón. Paseas: 0,1-0,1-0,1-0,1 (hasta dieciocho mil). Desde el cero siempre, porque cada paso te lleva hasta el detenerte instantáneo para seguir avanzando. No un-dos, que el movimiento no está si no se crea.

         Buscaba minas de agua. Ese misterio infantil que contemplaba cómo la transparencia fresca manaba de la piedra. Sed de esa sed de mirar. Pero todas están secas. Unas por el proceso mismo de la vida; otras por el accidente de la urbanización sobre sus venas.

         Flâneur a lo Baudelaire pero lejos de los pasajes de centros comerciales longitudinales. Buscando el abismo sublime en la mecánica del paso entre túneles de plantas y ramas, de tocones y árboles caídos, de raíces al aire, de madera y hojas en putrefacción. Diletante, me dejo llevar por las sendas abiertas y holladas sin más destino que el rumbo.

         Con los cascotes de la ruina fundamentaremos bases nuevas. Lo nuevo crecerá con la savia de lo viejo. El aire trae un decasílabo catalán de J.V. Foix, Sol, i de dol.

 

Humus matriz.

Lastre para que el vuelo

sepa seguir

 

 

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