A mis compañeros profesores, por la tensión responsable entre la posibilidad y su concreción
Hoy he salido, al amanecer, polisón de sombra, virgen de idea y he entrado con un semillero de pensamientos:
Las cerezas del cementerio
Gabriel Miró
La sombra del ciprés es alargada
Miguel Delibes
Industrias y andanzas de Alfanhuí
Rafael Sánchez Ferlosio
La lámpara maravillosa
Valle-Inclán
El sol refulge sobre el metal de las torres de alta tensión. Sobre la curva braquistócrona de sus cables, volatinero, busca el equilibrio de la luz y sus brillos contra la bruma matinal de un sábado de carnaval.
Andareño, busco empezar a aprenderme, comprender cómo aprehenderme sin sentirme contrabandista del conocimiento. Contribuir a la prosperidad sin engañar Estar a la altura de las circunstancias con control del criterio incluso para contravenirlo. Ser en el estar efímero de la actualización perpetua y clientelar sin hacer de cada decisión un estigma. Dejar que el universo se expanda y centrar el foco en parcelas abarcables: glocalizarme en profesión aséptica para poder permanecer y ofrecerme, en espacios estancos, en pasión para darle sentido al oficio. Combinar las nuevas formas de inteligencia con los procesos mentales líricos de mi pensamiento para sumarme al multiplicar.
Un cementerio en obras. Construyen un tanatorio. Nicho de negocio redondo en un polígono-parque tecnoindustrial entre dos ciudades. Camposanto con iglesia y con hotel. A un lado, el sincrotrón, un acelerador de partículas en órbita cerrada. Al otro, un marmolista de cocinas y lápidas. Ajenos a la consciencia de muerte, árboles y montes siguen siendo en la eternidad de su duración.
Ante el tanatorio, la liturgia del erotorio del ritual del mundo con su bioteca rebosante de placeres. Caminar erógeno, intelectual. Prólogo para una primavera más, sin máscaras.
Flores de almendro
cantan los horizontes
en cementerio
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